2.- Clasificación sanitaria
La clasificación sanitaria de las vacunas se basa en los objetivos epidemiológicos que se pretende alcanzar con la aplicación de las mismas a la población.
En relación a estos objetivos epidemiológicos deben considerarse dos grandes grupos de enfermedades infecciosas vacunables: las de reservorio humano y transmisión interhumana, como las enfermedades respiratorias, sarampión, varicela, difteria, tos ferina y otras, y las de reservorio no humano como las zoonosis.
En ambos grupos el objetivo de la vacunación es proteger al individuo vacunado contra el agente correspondiente. Pero en las primeras la vacunación no solo debe proporcionar una protección individual, sino también una protección colectiva, la llamada inmunidad de grupo, que contribuye a romper la cadena de transmisión y obtiene resultados superiores a la suma de las inmunidades individuales.
Esta inmunidad colectiva es la que protege a la comunidad del riesgo de una epidemia, confiere protección indirecta a los individuos no vacunados y puede eliminar la enfermedad cuando su tasa es suficiente para interrumpir la transmisión de la misma.
De ahí que desde el punto de vista sanitario se consideran dos grupos de vacunas: las de recomendación sistemática o universal y las optativas o no sistemáticas.
Vacunas sistemáticas. Son aquellas cuyo objetivo es proteger a las personas susceptibles y obtener también la inmunidad de grupo, para así controlar y si es posible, eliminar la enfermedad en la comunidad. Son por tanto vacunas recomendadas para toda la población, salvo contraindicaciones concretas.
En todos los países se aplican dentro de los programas de salud pública, siguiendo una cronología determinada que suele plasmarse en los calendarios vacunales.
Vacunas optativas o no sistemáticas. Son aquellas que no forman parte de un programa de salud pública como las anteriores. Su aplicación tiene carácter individual o en grupos de población, y se basa en circunstancias personales, ambientales o de otro tipo que rodean al paciente.
Dentro de ellas pueden establecerse tres grandes grupos de indicaciones:
1) Existencia de factores de riesgo individuales o ambientales, como edad, profesión, enfermedades crónicas, catástrofes, exposición a algunas enfermedades, u otras.
2) Circunstancias epidemiológicas determinadas, como brotes epidémicos o contactos íntimos.
3) Viajes internacionales a determinados países con alta incidencia de ciertos procesos no incluidos en las vacunaciones sistemáticas.
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